Bajaaaaan!!

Recorría la ruta hacia casa. La variante de hoy, a un lado la chica que me parece atractiva. No solo su cuerpo, es de esas mujeres que lees en sus ojos una interesante vida y pensamientos extensos. Su posición me indicaba que por ningún motivo se dejaría turbar por pensamientos externos y eso me intimidaba, no podía acercarme a ella con cualquier frase o palabra.

Me encontraba en el asiento izquierdo, el que da hacia la ventana del camión, a manera de darle una invitación a sentarse junto a mí. No paso. Ella se sentó un asiento atrás de mi, pero en la otra fila, donde aun podía verla. Comenzó un juego de miradas dirigidas. Yo volteaba y la contemplaba y en cuanto volteaba a descubrir mi afición hacia ella yo cesaba de verla y me hacia el distarido con la mirada perdida en cualquier otra cosa. Ella se me quedaba viendo, al menos eso creo, y volteaba a verla y sucedía que ella también cedía su mirar. Así pasó en varios momentos.

Pensé en acercarme a ella, -sería muy atrevido- me decía mi conciencia. No podía descifrar el código para convencerme de que la pena no era nada equiparable con la emoción de escuchar su voz.

Imaginaba que me acercaría a ella y le dirigiría una sonrisa seguida de una palabra que aun no decidía. Su reacción seria de sorprendida pero no me vería con despotismo. Yo le pediría que me dejase pasar al otro asiento a su lado, el cual se encontraba desocupado, sentado junto a ella podría darme más confianza y comenzaría la conversación. No esperaba que en ese instante, tal como película porno, nos empezáramos a besar y decir frases de deseo.

Pero me daría una plataforma para alcanzar el cometido. Pues como les he dicho, una persona así, con una mirada intensiva, para mi vale la pena conocer.

De pronto sonó el timbre del camión, el cual indicaba la parada y el descenso de algún pasajero, se había marchado la señorita. Mi oportunidad la desperdicie fantaseando en lo posible. No me quedo más que decirme: “a que puto Salí”

Ya habrá otra ocasión.