martes, junio 17, 2008

Mi amor de horror: primera parte

Hay un episodio de suma importancia para todos nosotros los seres amantes, para nosotras las mujeres. Ese es el primer amor de horror.


Carlitos fue mi primer amor, un horror.


Vivía en un vecindario por más triste, mis padres no podían pagar mucho, pero de una u otra forma agradecía que aquel rincón en la única habitación que habitábamos colectivamente, era mi rincón; la habitación estaba dividida políticamente por los objetos: la estufa la cocina, un viejo sofá la sala, la cama de mis padres su intimo nido de amor y mi cama dura, mi estancia de ilusiones.


Hija única, y no creo porque así lo desearán mis padres, sino, porque un hijo mas representaría la banca rota a la casi inexistente economía familiar. Mi padre era un caballero o un machista, pues no quería que mi madre trabajase, lo cual en cierta manera mi madre comprendía. Pero aun así ambos tenían esperanza de que tal podredumbre fuera terminada por mí, por lo cual a diario me mandaban a la escuela, “estudiar es la llave para abrir la puerta hacia los peldaños que te saquen de aquí” me decía mi madre cuando le reprochaba mi cabal disgusto por levantarme en las madrugadas para alistarme para el colegio.


En aquella escuela de gobierno, careciente en casi todo, conocí a Carlitos. Aunque jamás había notado su existencia, resultaba que vivía en mi cuadra, en una casa un poco mas agraciada que nuestra habitación. Era el típico niño que le jugaba bromas a las niñas a la hora de receso, levantaba faldas con una técnica sigilosa y estudiosa, eso sí, para los números era un bruto. Y para no variar nuestro primer contacto fue por una de sus diabluras, el condenado me levanto la falda descubriendo mis calzones de “mafalda”, que por aquellos tiempos era el bum de popularidad, y por los que había suplicado a mi madre que me comprase por todo un mes.



Carlitos nunca se habría imaginado mi reacción, acostumbrado a las acusaciones con el profesor, pero yo no, le solté tremendo patadón en la entrepierna, técnica que me había sido confiada por mi padre para cuando tuviera que protegerme, pues aquel barrio que vivíamos no se sabía si confiar o ver a todos como enemigos potenciales. La ironía se hizo presente en mi vida, yo fuy la reprendida en aquella ocasión, me soltaron el sermón de que una dama no debe rebajarse a tales actitudes y me obligaron a pedirle una disculpa a Carlitos, el canalla nunca admitió su crimen.


Por el resto del año escolar no paro de fastidiarme: con insultos, jalada de pelos, metidas de pie, tirando mis útiles y secuestrando mi morral. Lo cual para mi significaba guerra, si en aquellos tiempos Vietnam sonaba en la radio, tal vez me motivara a hacer mi guerra contra mi Vietnamita enemigo Carlitos. La ofensiva que tomé fue muy simple, lo que toda mujer sabe hacer un buen arte, la frívola indiferencia. Aunque un día no dude en llamar al profesor para pillarlo en acto delictivo. Un tremendo jalón de patillas se llevaba y un detención en la escuela hasta después de la salida reglamentaria. Así fue nuestra relación en lo que nos quedaba por terminar la primaria.


Aun con mis deseos de ayudar en la economía del hogar, mis padres decidieron con mano firme que debía seguir con el estudio, asi que la secundaria fuy a dar. Aunque tenía amplios deseos de yo ser mayor y tener la legal edad para decir que mis padres ya no eran necesarios para decidir lo que quería, ahora quien podría entenderme, extraño mi juventud.


Carlitos también continuo esos estudios, así es, en la misma “secu” que yo. Nuestra guerra se había atreguado por el periodo vacacional, pero sin duda el combate iniciaría una vez más estando en clases. Pero no todo es como te lo pintas. Recuerdo que aquel primer día que asistiríamos a la secundaria él me estaba esperando en una esquina, y no digo porque el mismo me lo confesó:


-te estaba esperando-dijo


Yo claro que seguía con mi técnica de indiferencia y seguí mi camino.


-¡No sabía que eras muda y ciega!- me subió el tono el cínico.


-No me gusta ver cosas que no valen la pena, ni dirigirle la palabra a los perros- le conteste, aunque los perros me inspiraban simpatía.


-¡Vamos! No seas tan grosera- una nueva ironía en mi vida.


-Yo no soy el que se la pasa viendo calzones- le conteste para resaltar que el mal educado era él.


-Todo tiene una razón, una causa y un efecto- palabras muy elevadas para aquellos tiempos en un chamaco.


-¡Explícate!- pues me dejaba confundida su repentino cambio, y más me daba curiosidad conocerlo.


-¿Conociste a Juan y Lucia?, bueno no importa, pero Juan sin duda es un granuja, peor que yo, molestaba a Lucia todo el día en el colegio, un día con mis ojos, con estos ojos pizpiretos que me cargo los vi besándose. Quien fue la causa y quien el efecto, no lo sé, pero sin duda algo funciono ahí. Tal vez y solo tal vez estoy buscando el mismo resultado-


Me cayó como un bazucazo de un norvietnamita esa explicación, como si me hubieran lanzado napalm en mi corazón, que mujer a esa edad hubiese pensado que lastimar a una persona era signo de quererla o desearla. Para aquellos tiempos la guerra vietnamita vs norteamericanos había cesado, tal vez una seña de que los conflictos con Carlitos debían de terminar.


-Pues esa Lucia sí que sabe perdonar- atine a decirle


Por el resto de los días de secundaria Carlitos me esperaba afuera de mi casa para irnos juntos, aunque yo aun me hacia la indignada por su pasado delictivo ante mi persona, pero cada día me iba conquistando y esa insinuación del beso me zumbaba la cabeza y más me retumbaba el pecho.


Yo nunca fuy tímida, aunque si reservada, me había amistado con una chavala unos cuantos años mayor que yo, la verdad es que la amistad había nacido de la conveniencia adquisitiva, ella era una persona, digamos que rebelde, y yo quería probar aquellos mundos, además de que me regalaba cositas que con mi condición económica era prácticamente lujos de los más vivos ricachones, maquillaje, aretes de fantasía “fina”, algunas revistas que estaban prohibidas para una señorita de mi edad y la verdad es que para toda señorita, señora y anciana. Aunque nuestra amistad no duro mucho, Soledad, pronto le hizo honor a su nombre pues empezó a ser un ser un tanto fastidioso en su habla, todo le era indiferente, indiferencia que a mí me cargaba, pues para mí todo tenía un toque que le daba interés a las cosas. Pero ella trataba de hacerse la fuerte, la que nada le preocupaba, aquella persona que tenía al mundo en sus manos y no al revés, aunque ella y yo sabíamos que la verdad era que temía que el más estúpido bribón le hiciera daño y le tirara el mundo. Así que Soledad solo fue mi amiga de ocasión y adquisición, no me dejo mayor sabiduría que los aretes que me regalo y los artículos de aquellas revistas.

Pues si les gusto estense atentos a la siguiente parte, la final.

12 comentarios:

K209 dijo...

A mí de pequeña un niño me levantó el vestido verde que llevaba y yo le pegué una patada y fui llorando a mamá. Luego, cuatro años después, era el amor de mi vida, claro, según la visión que tienes del amor de tu vida a esa edad. Así que ya sabes...lo que te acabo de decir por msn, los que se pelean se desean, aunque eso no siempre sea así.
Espero la segunda parte, y no tardes porfa, que querré leerla antes de quedarme sin internet.
Chao y buenas noches (:

K209 dijo...

Heroes del silencio, oh yeah (8)
:P

Anónimo dijo...

Esta interesante. Para mi gusto Lucia era tonta jajajajaja. A mi una amigo me molestaba y luego me pidió que fuera su novia y le dije que no. Si tanto la molestaba ¿Por qué después le siguió el juego? Mal, muy mal.
Y pues de la última parte del texto, descubrí que entonces yo no soy indiferente. Aunque nunca he creído serlo. Lo de las revistas me recordó a mi tía, confirmo que es anticuada.
Esperare el proximo post. Saluditos!!

Familia Torres López dijo...

Me sorprendió un post "femenino", pero la historia me dejó picada así que espero con ansia el final... o la seguna parte, no sé.
ajaja y me gustó eso de "No me gusta ver cosas que no valen la pena, ni dirigirle la palabra a los perros" jajaja, estuvo buena..

saludos!!! :)

.. Âtipik Fräulein.. dijo...

muy interesante, desde que es un post muy interesante (valga la redundancia) y por que como dice Dalia es una historia muy femenina y la verdad que si quiero leer como acaba la historia, me intriga y me quedo en suspenso, espero la otra parte..

Mar dijo...

no te puedo creer !!!

estaba ansiosa a ver que pasaba y termino ahi xDDD jjajaja
me habia re enganchado , en fin xD


che yo estoy bien igual, no te tomes tan literal todo lo que escribo por más de las primeras personas y esas cosas :)

besote

Mar dijo...

no te puedo creer !!!

estaba ansiosa a ver que pasaba y termino ahi xDDD jjajaja
me habia re enganchado , en fin xD


che yo estoy bien igual, no te tomes tan literal todo lo que escribo por más de las primeras personas y esas cosas :)

besote

Pixar dijo...

Hola!
¡¡Wow!!
El primer amor,...no siempre es lo que se espera...xD...
te lo digo io que estoi viviendo mi primer-triste-amor...

byeee!

Anónimo dijo...

:o

Interesante la historia :)
esperare paciente la segunda parte (el final =]) y bueno.. ps se escribe fui y no fuy ¬¬
pongase a repasar lo que escribe loquillo (:


Me voy..
nos leemos en la proxima post!

TQM

c(X

briones dijo...

ash! Laura, yo se que se escribe fui, pero a mi me gusta fuy, se ve mejor, asi que digamos que es mi toque caracteristico...fuy fuy y seré

jojojo

besos

Ursus Andinus - IronGandho dijo...

Bien,.. fuy fuy entonces...

Felicitaciones por este post carnal,... estuvo bueno y para engancharte de buena forma...

Sigo visitando este lugar tuyo en el mundo y gracias por pasar por mi rincón tmbn.

Saludos

Anónimo dijo...

Hey yo digo lo mismo con bay que se escribe bye pero yo escribo bay, que copion!!!
Chin!!! yo no espio , heeeeee
algui me aviso que me estabas copiando jijiji.
Es que tengo mis asistentes, puff!!