La sesión

Nunca supe cuando empezó, tampoco puedo asegurar de que haya acabado esta situación. Tan rebuscado fue que es difícil recordar algo que no tenga que ver con lo que aconteció.
Pasaba que aquella noche yo recogería a mi hermana en el centro comercial, cuando llegue en el auto, ahí estaba entre todas sus amigas, ella resaltaba entre las demás. Reía sin parar, y eso me atrajo. Baje del auto y me acerque a mi hermana, pero sin perder el sentido de donde se encontraba ella.

Esa noche el me llevo a mi casa, se había portado muy amable con migo, aunque su hermana no me conocía del todo y yo no solía tratarla más que lo requerido. Pero ya era tarde y ella me dijo que su hermano se había ofrecido a llevarme. Aunque primero dejo a Valentina y se dispuso a llevarme a mí.

En una intersección, el semáforo estaba en alto, ella se comenzó a comportar de una forma incitante. Por no a ver sido por el coche que se encontraba atrás yo no me hubiera contenido.
Seguí camino hasta llegar a su casa, a la despedida fue un poco larga, jeje.

Cuando se estaciono fuera de mi casa, es como si algo nos poseyera, aunque yo se que lo deseaba, no puedo asegurar quien dio el primer paso. No pasaron más de 10 minutos de caricias y besos, pero sabía que mi padre saldría en cualquier momento a ver con sospecha al auto. Tuve que parar y despedirme, sentía que me perdería algo bueno si paraba, pero era prudente por esa noche.

Le pedí que nos viéramos de nuevo. Acordamos el viernes por la tarde, a las 6, lo recuerdo.

Esa noche pensaba y deseaba, acostada en la cama con los ojos abiertos. Le confieso que no soy del tipo de personas tranquilas. Pensaba en cosas que ustedes podrían decir que no son aptas para alguien de mi edad y que de ninguna forma podrían apoyar. Pero la aventura me llamaba.

Ese viernes nos encontramos en el parque central, ella rápidamente me dijo sus planes. Fuimos a un suburbio del sur de la ciudad. Había una pequeña fiesta de un amigo suyo. Bailamos, bebimos y de repente ella saco unas pastillas, acido. Jamás me había drogado, pero no quería decir que no, pues temía perderla. Todo empezó a moverse rápido, giraba en mi entorno, reía exageradamente.
Caminamos hacia un árbol que se encontraba en la afueras del lugar, empezamos a gritar. Me quito la ropa y ella igualmente se desnudo y corrimos por las calles como exhibicionistas, mientras no parábamos de reír y subimos a mi coche.

Estaba drogada, pero créame que me sentía muy bien. Paseamos a altas velocidades en el auto, salimos a la carretera, mientras yo asomaba la mitad del cuerpo por la ventana, sintiendo el aire en mi cuerpo. Algo grandioso. Y al llegar a mi casa, teníamos que ser sigilosos, pues habíamos dejado la ropa en aquel árbol, así que bajamos y me ayudo a trepar por la tubería para poder subir a mi cuarto.

Esa noche me sentía en la cima del mundo, aunque no sabía darme explicaciones del porque, eso era lo que sentía.
La mañana fue muy distinta, me daba vueltas la cabeza y los parpados me pesaban. Pero valió la pena, eso no lo negare.

Fueron meses de diversión, fiestas, drogas. Él no me incitaba, pero era algo que yo quería compartir con él.
Un mañana, al despertar, me di cuenta que yo lo amaba, que él era quien me conocía mejor que nadie más, que él era a quien le confiaba mi existencia y no había con quien más quisiera estar.

No nos separábamos mas que para ir a dormir a nuestras casas, faltaba al colegio he iba por ella para fugarnos de las clases. Recorríamos la ciudad, recorríamos las carreteras hasta llegar al campo. Una de esas veces, habíamos parado en una pradera y dejado el coche atrás mientras nos adentramos. Llegamos hasta una brumosa zona de arboles, no muy extensa, y entre ellos había un claro.

Estábamos ahí en la pradera, él me tomo y me vio con los ojos de ternura. Sentía a mis adentros una satisfacción, él no paraba y yo gritaba. No había narcóticos que confundieran el sentimiento ni la sensación. Realmente me entregué.

Ella yacía ahí en el claro, con el sol a las 12, los ojos le aclararon con la luz y yo sabía que ella no era cualquier chica. No sé cuanto duro el episodio, pero para mí fue placentero, no podía más. Me tire junto a ella a contemplar los arboles. No hablamos por unos minutos y caí profundamente dormido.

Al despertar, vi como dormía aun. Lo desperté, increíblemente el sol ya estaba en su crepúsculo. Y teníamos que regresar antes de que nuestros padres enloquecieran de preocupación y mantener la aventura en secreto.

Después de los meses, todo empezó a tornar catastrófico.



Así!, continuara.